MAYELA DE CASTRO GARCÍA | Fotografía: Marina Lajo |
Los grupos editoriales buscan nuevas formas para internacionalizarse, sobre todo en el ámbito de la audiencia, para llegar a otros países y aprovechar las ventajas de internet, y ser atractivos para los inversores extranjeros. Los grupos editoriales necesitan ser llamativos para poder ingresar capital a la compañía y mantener el medio en el caso de sufrir cambios, como la adaptación tecnológica.
El presidente de la Compagnie Financiere de Communication, Jean-Clément Texier ha explicado, en un artículo de opinión publicado en la revista francesa L’Entreprende, cuáles son los cinco tabús que tienen los grupos editoriales a la hora de atraer inversores extranjeros. Texier ha usado como ejemplo específico a la prensa francesa, pero estos puntos se pueden aplicar a cualquier grupo editorial de Europa.
El laboratorio de periodismo de la Fundación Luca de Tena se ha encargado de traducir el artículo y ha explicado los puntos de Texier. Esta Fundación es una iniciativa que nace con el propósito de cubrir las necesidades que surgen con las transformaciones del periodismo. También busca promover la sostenibilidad y la independencia de los medios de comunicación.
La Fundación Luca de Tena fue creada en 1930 por ABC. Es una entidad independiente con fondos propios, que busca apoyar a los periodistas y a sus familias. Comparte el valor de la información, la independencia, el pluralismo y la libertad de prensa en la sociedad. Además, la Fundación trabaja en un proyecto orientado a investigar, difundir y formar las nuevas tendencias que surgen en el periodismo.
Los cinco tabús del periodismo y los inversores extranjeros
Según Texier, el primer punto es cómo las empresas de prensa deben aspirar a ser más rentables y aceptar remunerar a sus accionistas. Los beneficios de las empresas de prensa a menudo son mal vistos por otras empresas. Por ello, Texier recomienda que los medios no deben alejarse de los grupos internacionales que buscan buenos negocios en empresas normales.
Otro punto sería cómo los grupos de prensa deben adquirir un tamaño crítico sin restricciones y ser capaces de realizar consolidaciones. Texier afirma que la reducción de recursos publicitarios y de ventas hacen que la supervivencia de la convergencia de los medios sea inevitable.
Los periodistas deben aceptar que no son el único componente de los periódicos y convertirse en árbitros de su transformación. Años atrás no se tenía en cuenta los cambios que aparecían cada vez más en la profesión periodística, no eran capaces de asimilar estos cambios y que sus puestos de trabajo podían cambiar. Texier pone como ejemplo a Amazon y Washington Post. Cuando el jefe de la empresa de comercio en la red compró dicho medio, los periodistas tuvieron que asumir los cambios que no esperaban.
En el cuarto punto, Texier afirma que se debe imponer una disociación entre las profesiones de impresor y editor, como se ha venido haciendo gradualmente en Europa. Desde hace años, las revistas han aprendido a dejar de tener sus propias imprentas, centrándose en la edición y en marketing. Según Texier, es necesario reducir los costes comerciales y buscar la manera de reducir el tiempo de la reestructuración industrial en los grupos internacionales.
El último punto de Texier es cómo la prensa diaria nacional debe revisar sus posiciones sobre la distribución. Es necesaria la actualización de los impuestos que pagan los periódicos por distribución. Hace unos diez años, la Administración General de Prensa y Publicaciones decidió imponer un impuesto a las revistas, porque antes de esto, unos 30.000 puntos de venta en Francia se beneficiaban de la existencia de periódicos.
Los periódicos atraían a muchos clientes habituales y, por lo tanto, beneficiaban a las revistas. Pero los periódicos invirtieron fondos para adaptarse a la red y comenzar el proceso de digitalización. El colapso de las ventas de periódicos en los quioscos y la transición a los modelos digitales requieren una nueva revisión de los costes de distribución.
Las empresas de prensa deben adaptarse a los cambios continuos que existen en el periodismo. Por ello, deben romper los tabús y atraer inversores extranjeros, con el fin de mantener el buen periodismo.