NOELIA LÓPEZ GÓMEZ  |  Fotografía: Pixabay  |

Prestamos la misma atención al 19 de noviembre que a la hoja recién caída del árbol que acabamos de pisar por la calle. Pero lo cierto es que tras ese número se esconde una celebración muy poco reconocida. Y es que, a diferencia de lo que muchas personas piensan, el Día Internacional del Hombre existe. Cada año ignoramos su importancia mientras nos mantenemos ocupados con nuestros quehaceres cotidianos.

Su origen se remonta a 1992, año en el que Thomas Oaster, profesor de la Universidad de Missouri-Kansas, estableció esta celebración. Fue una iniciativa apoyada por Ingeborg Breines, directora del Programa Mujeres y Cultura de Paz de la Unesco. Actualmente, es bien observado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y celebrado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), organismo dependiente de la ONU.

Algunos países lo celebran el 19 de marzo, coincidiendo con el Día del Padre. Las personas que lo festejan organizan eventos, tratando el día como una oportunidad para destacar y agradecer a la figura masculina su contribución diaria y para convencerles de que cuiden su salud. Este evento está relacionado con otros dedicados también al varón, como son el BAM (Being A Men), Movember y la Semana Internacional de la Salud del Varón. Además, se encuentra muy próximo al Día Universal del Niño.

Creer que los hombres no lloran o que son quienes sustentan a una familia, se tratan de pensamientos desfasados para muchos de nosotros. No obstante, estas expectativas perduran en muchas culturas, y en otras aún quedan estragos. Hemos sido manipulados por lo que el escaparate nos vende de este género. Pero el hombre real es el que se levanta cada día de la cama, se mira al espejo y ve cada una de sus imperfecciones asegurándose de que no lleva ninguna capa como la de Superman, sino que porta la suya propia. Esta capa tiene bordado el nombre de Juan, o tal vez el de Antonio. Y la visten porque son los héroes cotidianos que contribuyen tanto en el ámbito social como en el familiar.

Una de las intenciones entorno a la que la celebración gira es la de recordar la existencia de esas expectativas equivocadas y de esas discriminaciones hacia el hombre. También anima a rememorar la contribución del varón en distintos ámbitos. Los objetivos de ello son los de promover modelos masculinos más normalizados y cotidianos y el de erradicar aquello que no corresponde con la realidad. Además, se vela por la salud y el bienestar del hombre a la vez que se quiere crear un mundo en el que este no tenga problemas para desarrollarse como cualquier otra persona, abogando así por la igualdad entre géneros.

Estas fueron las pretensiones de Thomas cuando propuso la creación de este día que paulatinamente ha alcanzado popularidad. Sin embargo, es inevitable compararlo con la fama del Día Internacional de la Mujer. Las razones por las que el día dedicado al género opuesto sea más reconocido rozan lo comercial y lo social. Es un hecho que el 8 de marzo es un día más popularizado que el del hombre. Además, algunas personas piensan que no es necesaria una fecha en la que se reconozca la figura masculina. No obstante, la igualdad consiste en no pisarse unos a otros, y este es uno de los derechos que tienen como objetivo común conseguir ambas celebraciones.

A lo mejor, esta vez debemos unirnos y gritar en una sola voz para luchar por aquello que nos concierne a ambos: una sociedad más justa e igualitaria. Será en ese momento de comprensión y escucha cuando todos habremos ganado.