MICAELA FERNÁNDEZ DORADO | Fotografía: Micaela Fernández |
Abbas Attar es el nombre del autor cuyas obras deslumbran ante nuestros ojos… de origen iraní/francés, y del que se desconoce su trayectoria vital. Tan solo se sabe que sus fotografías han sido verdaderamente significativas en la historia de los años sesenta, representando temas como la guerra en el norte de Irlanda (imágenes captadas en sus inicios), el apartheid en Sudáfrica, o momentos de dictadura en Chile. Fallecido recientemente, nos deja así documentos de gran valor.
La exposición de sus obras fotográficas se puede visitar en el Museo Patio Herreriano desde el 31 de agosto hasta finales de este mes, el 28 de octubre. En ella se pueden observar las imágenes realizadas a los largo de muchos años, y a su vez, en diversos lugares donde él se ha trasladado.
Desde múltiples sitios, a diferentes culturas, son lo que nos enseñan sus obras.
Comenzando por Irán, su tierra de origen, (aunque también anteriormente había estado en París) y fotografiando acontecimientos tan importantes como la Guerra de los Mulás. Rostros de dolor y momentos de revolución dan mirada a estas fotos. El conflicto entre Irán e Irak con el líder Saddam Hussein a la cabeza, quien comenzó atacando los campos aéreos iraníes, se refleja así en su fotografía.
Pasando por México, zona a la que se trasladó por el agotamiento que le proporcionaba la tierra iraní, además de la censura que esta poseía, y plasmando el país como si de una novela se tratara.
Pero esto no fue todo, sino que visitó más de 29 países en busca de transmitir de una manera “discreta” y sin especulación, los problemas del momento. Además, publicó una serie de libros a modo de autobiografía, narrando los sitios por los que viajaba como In Whose Name? o Les enfants du lotus, voyage chez les bouddhistes.
Hizo un fuerte estudio de las religiones ya que sentía una ilusión por comprenderlas, centrándose sobre todo en el islam, religión hallada entre un pasado mítico, y la modernidad y democracia. También del cristianismo, propio de la civilización occidental. Y por último, la budista, presente en Camboya. Todas ellas, incluidas en forma de oraciones, crucifixiones y voluntariado cristiano en sus fotos.
Intentando pasar desapercibido, y muchas veces cubriéndose el rostro, no dejó de mostrar con una actitud imparable todas las injusticias que se estaban viviendo en esos años. Siempre haciendo hincapié en otorgar gran importancia al homo sapiens, ya que como él dijo:
“siempre he visto a los humanos como miembros de una tribu de gran tamaño”.
Y con eso debemos quedarnos.
En las salas del Patio Herreriano, numerosas fotografías acompañadas de pequeños textos descriptivos, dejaban a la luz, toda una larga historia, haciendo pensar y recapacitar al observador, sintiendo tristeza, pena a la vez alegría cuando algunas de ellas plasmaban momentos de progreso.
Desde el pasado de los años 60, hasta la actualidad, con las modelos de Coco Chanel, Abbas Attar se fue dejando huella y obras de gran valor histórico, que nos permiten darnos cuenta del mundo en que vivimos, y cómo hacer frente a tales barbaridades, para que en un futuro, no sean repetidas.
“No tiene estrellas el cielo de donde nací, y según me convertía en una brisa, volaba hacia abajo…” Abbas Attar.